Simplemente mágico, tranquilo, sin prisa, cremoso... maravilloso, inolvidable y falto de algunos adjetivos superlativos inexpresables con palabras sino sólo "vivibles" y "sentibles". Así fue el compartir el día con Steve y Linda. Dos personas maravillosas y especiales por encima de todo. Los preparativos habían sido fáciles - "Somos gente fácil, Mikel, no te preocupes" - me decía Steve unos días ante mi ocupación para que todo fuera rodado y ellos encontraran un entorno cálido y confortable. Y es cierto, todo fue fácil, natural, como si fuéramos amigos de toda la vida ... Y es que había ganas por ambas partes de vivir unos momentos inolvidables. Empezó nuestro día al mediodía. Un día que invitaba a aplicar el dicho de "a mal día buena cara". Y es que ¡cómo llovía!, enmarcando un Bilbao tradicional para su visita.
Enseguida surgió el lado humano, su interés por cómo estaba Jontxu, por cómo estábamos nosotros, por cómo iba el proyecto, y es que no había otro lado; era un encuentro de personas un encuentro y un compartir con personas mayúsculas como Steve y Linda. Esti, amiga de Steve y Linda, y otro maravilloso descubrimiento, se sumó desde el primer momento, facilitando que ellos se sintieran como en casa. Disfrutamos de la vista de Bilbao desde la ría, gracias a Sergio (gracias amigo). Después comimos unos pintxos tranquilamente por Bilbao y nos dirigimos hacia el estudio. Para ese momento el ambiente estaba cargado de emoción y de ganas de expresarlos a través de la música.
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